Instinto

En el momento en que sucedió todo, ella se encontraba frente al computador abstraída de todo ruido, conectada como un robot con aquella pantalla. Sus manos se movían por inercia y apretaban la tecla precisa para declarar cada uno de sus pensamientos. En ese momento era su voz. En ese momento más de un mil de amigos no le fueron suficientes y es que no se había dado cuenta, hasta observar un link posteado por uno de sus amigos donde aparecía un hermoso bebe riendo a carcajadas, del estado de su propio hijo.

Una imagen vaga llego a su cabeza, un sonido extraño y lejano a sus oídos, y recordó que hace algún momento su hijo estuvo llorando. Pero no pudo saber hace cuanto había sucedido aquello. Aun sentada intento reaccionar y alejar su boca de la teta de informaciones. Al lograr el difícil destete, camino aturdida, sin fuerzas, lerda, hacia el último lugar donde recordaba haber visto a su hijo. Al llegar, observo que no se encontraba en el corralito de siempre. Con un poco mas de lucidez y desesperación busco con mayor atención encontrándolo en el suelo de la cocina. Se veía delgado. Muy diferente a las fotos que en algún momento subió a internet. Estaba pálido y con el pelo desordenado y desaseado, incluso tenía un olor que no reconocía. Toda esta escena la dejo sin reacción. No podía ni gritar ni ponerse a llorar y solo algunos emoticones pasaron por su cabeza. Atino a acercarse a aquella criaturita que ni siquiera conocía para tocar su pecho y cuello ya helado. Claramente estaba muerto y no se sabía desde hace cuanto.

Levantándose del lado de este “no ser” se acerco a su computador y posteo lo único en que pensaba “he encontrado a mi hijo muerto en la cocina :’(“. A aquel comentario solo 3 personas respondieron. Los comentarios le parecieron confusos. Otros tantos intentaron chatear con ella. Hablo con sus amigos por horas indefinidas. Algunos intentaban saber lo sucedido, otros le decían que hacer y otros cuantos intentaban “calmar” su dolor.

Sucedió que el computador de un momento a otro se quemo. En realidad se había quemado hace rato. Pero aun así seguía posteando y hablando con sus amigos. Cuando se dio cuenta de esto casi por inercia se paro y fue a comprar una nueva batería.

Caminando no podía recordar cuanto tiempo había pasado sin salir. No le gusto la gente que encontró fuera de su burbuja. Ni el ruido ni el ritmo que llevaba esas personas. Solo se sintió a gusto con un perro sarnoso, feo y viejo; que vio tan indefenso que se reconoció más en este canino que con las demás personas. Siguió caminado mucho tiempo, a la vez pensaba lo cercano que eran estos animales a ella. Al seguir caminando vio algo que la obligo a devolverse a su hogar y replicar lo que observo y que tanto sentido encontró.

Al comenzar a fijarse más en aquel mundo del que tanto estuvo desconectada vio como un cachorro sucio, sarnoso y al parecer ciego, pero que parecía saber más de la vida y la muerte que cualquiera, comía algo en el suelo. Solo viendo esta escena pudo liberar toda la angustia que tan computarizada estaba. Libero su alma cuando observo que el cachorrito comía la mitad trasera de otro perro aplastado por algún vehículo, con la carne seca, pero en un estado conservado. Observo entonces, un poco más alejado, la cabeza de este desgraciado animal, y pudo ver que por apariencia cada trozo de carne seca era de la propia madre del cachorro.

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