La figurita

Frio entre nosotros. El viento resopla y erosiona cada parte de nuestros sentimientos que quedan en pie como castillos de arena. Y ahí estoy sentado en el sillón de siempre, en mi sillón. Ese sillón que de a poco comenzaste a odiar.

Ahí estabas mirándome bajo el dintel de la puerta de nuestro living. Tome el vaso que estaba a mi lado. Al mismo tiempo fruncías el ceño demostrando desprecio. Todo parecía suceder lentamente a mis ojos. Al acercar el vaso a mi boca vi como tomabas aquella figurita que represento en algún momento el amor que sentíamos indestructible ¿Te acuerdas? Cuando caminábamos por el cerro Santa Lucia y viste aquella figura. Figura que de alguna forma sin siquiera saber como explicarlo sabias que era para ti, que había sido creada para pertenecerte. Por mi parte sabia que esa figura representaba toda la felicidad que sentíamos en ese momento, y que ahora pareciera encerrar.

El vaso con ron toco mis labios y tu brazo en alto sostiene aquella figura. Un sorbo de aquel licor entra a mi boca y te veo ahí parada, odiándome, y con mil pensamientos que maldicen mi nombre pasando por tu cabeza. El licor baja por mi garganta y observo como aquella figura se dirige directamente a mi cabeza. Siento que algo me golpea en el mismo instante en que termino de tragar. Creo que no dolió, pero si pude ver como volaba en mil pedazos. No reaccione ante tal evento, y creo que tampoco quería salir del camino de esta figura. Es más, quería recibirla. Lentamente me das la espalda, y siento calor en mi frente, calor que comienza a expandirse por mi rostro. Siento paz, y un ruido a lo lejos me hace reír. Rio. Sé que lo merecía, también se que ahora siento el calor que hace tanto necesitaba.

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